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El Gobierno paga 20% más a las petroleras que elevan la producción de gas

Aunque no está dispuesto a aumentar las tarifas de servicios públicos en vísperas de las elecciones, el Gobierno envió a principios de mes una señal que fue recibida de muy buena gana por el sector petrolero: comenzó a pagar un 22% más por el gas derivado de exploraciones recientes –denominado Gas Plus– que compra Cammesa, la compañía administradora del mercado eléctrico, y luego cede a las generadoras privadas de electricidad.
Desde el primer día de este mes, las petroleras reciben u$s 5 por millón de BTU (la unidad de medida) por parte del gas ‘nuevo’ que compra el Gobierno a través de Cammesa, por encima de los u$s 4,10 que costaba antes de esa fecha.
En la práctica, un puñado de petroleras está en condiciones de acceder a ese precio diferencial –el más alto para la producción nacional de gas–, como Apache, la mayor productora de Gas Plus, y Pan American Energy, que se estima aportarán en conjunto más de 2 millones de metros cúbicos (m3) diarios (en torno al 3% de la demanda del sector eléctrico). En un contexto de fuerte control sobre el mercado de hidrocarburos y caída paulatina de la producción, tanto de crudo como de gas, la mejora en los pagos fue recibida de excelente manera por el sector privado, que tiene como reclamo constante una recomposición en los precios locales del gas.
La recomposición en la remuneración al sector petrolero le permitirá a las empresas recibir, por caso, el doble que el precio que obtienen de clientes industriales –en torno a los u$s 2,5 el millón de BTU– y exponencialmente más que lo que paga un cliente residencial por el insumo. Es la bandera que agita el Gobierno para tentar a las petroleras a aumentar sus inversiones y recomponer los constantes tropiezos en la producción, que de acuerdo con la Secretaría de Energía, al mando de Daniel Cameron, cayó un 18% en el caso del crudo y un 8% en gas durante el kirchnerismo.
Sin embargo, el valor está muy por debajo del precio que la Argentina le paga a sus proveedores externos. Es, por ejemplo, la mitad de los u$s 10,7 y u$s 10,3 el millón de BTU que desembolsó el Gobierno para cubrir los embarques de LNG (el gas que llega por barco desde ultramar) que arribaron a las costas de Bahía Blanca en lo que va del año.
El precio más alto del gas doméstico, a pesar del último ajuste, permanecerá todavía más de un 40% por debajo del valor que se le paga a Bolivia. Ese gas, además, está atado a un procedimiento de ajuste de precio automático que oscila de acuerdo con diversos ítems que contemplan la evolución del precio internacional de los energéticos, que está en alza desde el inicio de los conflictos en Medio Oriente. Así, Bolivia aumentó desde el 1º de abril 15% el precio del gas que vende a la Argentina, que hasta ahora era de u$s 7,6 el millón de BTU.
Desde el vecino país se importan hasta 7,1 millones de m3 diarios, un 5% del consumo doméstico. Se trata de un volumen fundamental para el sostenimiento del sistema gasífero argentino, que durante el invierno suele tener problemas para atender a toda la demanda y obliga a recortar el suministro a grandes industrias.
En todos los casos, los aumentos en el valor del gas que se consume a nivel local son cubiertos por subsidios. Es una factura que paga el Gobierno y resulta cada vez más abultada.
En 2010, las transferencias de recursos a todos los sectores llegaron a los $ 82.129 millones, de los cuales $ 48.038,7 millones se destinaron a sectores económicos, con un incremento del 42%, y los cálculos indican que este ano ese número llegará a los $ 100.000 millones.